Nanotecnología: ¿el «pequeño Hermano»?
En los últimos años se está produciendo, de forma extremadamente acelerada, no una nueva onda tecnológica, sino un verdadero tsunami tecnológico. Es la nanotecnología
Se trata de una tecnología que produce elementos y cosas no presentes en la naturaleza a partir de lo más pequeño, como átomos y células colocados en lugares deseados. Un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro. La Wikipedia en portugués de internet nos informa: «para captar lo que esto significa, imagine una playa de 1000 km de largo y un grano de arena de 1mm; ese grano de arena está en relación a esa playa como un nanómetro está al metro». Se trata, pues, de una tecnología de lo micro, tan revolucionaria que, en breve, podrá volver obsoletas a la mayoría de las tecnologías, especialmente aquellas aplicadas a la agricultura, a la industria farmacéutica, a la informática, a la microelectrónica y a los ordenadores.
Ya existen actualmente cerca de 720 productos a nanoescala, desde camisas y pantalones a prueba de arrugas y manchas (de venta en algunos grandes centros comerciales), protectores solares y alimentos, hasta nanotubos de carbono para sustituir al cobre, que son diez veces más eficientes en la conducción de la electricidad.
En la nanotecnología convergen la física, la química y la biología, produciendo organismos o partículas invisibles con una altísima movilidad. Por obedecer a las leyes de la física cuántica son imprevisibles. La nanobiotecnología sobre todo, comienza a conocer avances insospechados. Se crean, por ejemplo, nanodispositivos que circulan en la sangre y que pueden detectar enfermedades o hacer reparaciones en órganos afectados. Todo el contenido de la Biblioteca Nacional, con sus millones de libros, puede caber en un nanoaparato del tamaño de un caramelo.
Hay grandes incertidumbres y peligros asociados a este tipo de tecnología. Nanosensores que hoy controlan todo el proceso de la llamada «agricultura inteligente» pueden ser usados para controlar poblaciones y personas. Sería la entronización del «pequeño Hermano» que realizaría las funciones del «gran Hermano» de G. Orwell. Como son aparatos invisibles y microscópicos no hay cómo defenderse de ellos. De ahí la urgencia de observar el principio de precaución y exigir del poder público códigos reguladores.
Si para todos los problemas siempre hay una solución adecuada, quién sabe si por el camino de la nanotecnología podremos responder a las tres grandes cuestiones que nos preocupan: la escasez de recursos naturales, los cambios climáticos y el calentamiento planetario. Con la nanotecnología podría producirse abundantísimos alimentos, y podría conseguirse la recuperación de los suelos y de la naturaleza. Se podrían colocar nanopartículas en la superficie de los océanos, o en la estratosfera, para enfriar la Tierra y equilibrar los climas. En el mar entre Nueva Zelanda y la Antártida se esparcieron partículas de hierro de 20 nanómetros con el fin de producir plancton que, a su vez, secuestraría el dióxido de carbono, reduciendo así la temperatura. El efecto fue tan sorprendente y aterrador que uno de los científicos dijo: «si tuviese medio petrolero de nanopartículas podría causar una nueva era glacial en el planeta».
Estas reflexiones tienen un carácter meramente de introducción, y fragmentario. Su objetivo es despertarnos ante los peligros y las posibilidades que nos ofrece la nanotecnología y su probable capacidad de respuesta al clamor ecológico.
Fuente: Servicios Koinonia
RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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