Para asegurar su existencia y continuidad, la Familia Empresaria se enfrenta a numerosos retos. Y una de las principales obligaciones del sistema de gobierno familiar debe ser impulsar el desarrollo económico, humano e intelectual de la empresa familiar. Estimulando las capacidades intelectuales y humanas de sus miembros también se fortalecerá la sostenibilidad del capital económico.
Según el artículo "Cómo preservar el capital en la familia empresaria", elaborado por Josep Tàpies y Alfonso Chiner, de la Cátedra de Empresa Familiar de IESE, "la causa de muchos de los problemas que afectan a las Familias Empresarias se explican por centrarse en un único propósito: conservar el capital económico de la familia". Para evitar estos problemas, los académicos recomiendan elaborar un balance familiar que pueda mostrar el estado real de una Familia Empresaria y ofrecer ideas para gestionar y aumentar el patrimonio familiar, partiendo del desarrollo del capital humano e intelectual.
Los autores explican que el balance familiar pretende medir cómo una familia tiene organizados los activos humanos e intelectuales de una empresa familiar. En otras palabras, se recomienda que, para gestionar bien los recursos, una familia deberá desarrollar sus activos humanos y no solamente los económicos.
La empresa ya no se considera solamente una sociedad de capitales sino también como una sociedad de personas. Las personas componen los activos humanos y los activos intelectuales, y sus bienes son producto del esfuerzo y el trabajo de las generaciones anteriores para desarrollar la empresa, sus productos o sus equipos de personas. Los activos humanos aglutinan todos los aspectos relacionados con los miembros de la familia. Y para evaluarlo hay que tener en cuenta sus características, su salud física y emocional, sus valores y su actitud.
Los autores del articulo concluyen que "sin capital humano, no hay familia" y para su gestión recomiendan:
- Cuidar del bienestar físico y emocional de cada miembro de la familia.
- Desarrollar y transmitir la cultura de esfuerzo y de trabajo como un valor clave de la persona.
- Lograr que cada familiar conozca el sistema de gobierno de la familia y su rol en el mismo.
- Desarrollar una mentalidad global e internacional.
- Interiorizar y desarrollar los valores familiares consensuados y declarados.
La felicidad sostenible
El primer objetivo de la unión familiar es la felicidad. Esa puede ser la clave para gestionar el capital humano y un buen seguro para el difícil y frágil equilibrio entre el mundo de los negocios y los afectos, presentes en cada empresa familiar. Manuel Baucells, profesor de la escuela de negocios IESE, y Rakesh K. Sarin, de la UCLA Anderson School of Management de la Universidad de California, elaboraron un estudio según el cual la felicidad y el dinero no están directamente relacionados y apuntan hacia la salud, el trabajo y la espiritualidad como factores más decisivos.
Para la salud emocional de la familia es muy importante que el crecimiento económico tenga unas buenas bases emotivas. Y para un crecimiento sostenible se recomienda tener en cuenta lo que el estudio realizado por los dos profesores llama el "coste de adaptación al nuevo nivel de consumo".
Un buen ejemplo de ello sería lo que reveló un estudio de Brickman, Coates y Janojj-Bullman. Su investigación demostró que aquellos a los que les toca un gran premio económico sólo experimentan un incremento de felicidad el primer año, mientras que los consecutivos se mantienen igual porque ya se han acostumbrado al nuevo tren de vida y no les resulta extraordinario.
"Lo que da la felicidad es el cambio, el paso de un escalón al otro, por ello mantenerse siempre en uno, aunque sea muy elevado, deja de hacernos felices", explica Manuel Baucells. Y, a continuación, propone: "Si te toca un millón de euros, debes hacer tus cálculos para que la mejora de tu situación sea paulatina y gastar sólo un 1% de lo ganado el primer año, un 2,5% al siguiente y así progresivamente hasta alcanzar incrementos del 20% y el 30%".
Su investigación revela que el dinero da menos bienestar de lo que se piensa y cifra en 11.500 euros los ingresos mínimos para ser feliz. A partir de ahí, poder adquisitivo y felicidad no crecen al mismo ritmo. "Se piensa que uno tardará mucho en adaptarse a una vida mas cómoda, pero en realidad se tarda muy poco. Lo ideal sería gastar poco al comienzo y repartir de forma progresiva las ganancias a lo largo de la vida" , recomienda Manuel Baucells.
Es evidente que la felicidad juega un papel vital en la interacción con
nuestro entorno y condiciona la calidad de las relaciones personales. Eduard Punset la define como una emoción efímera, básica y universal y explica que "no se puede obviar que la felicidad es un gradiente social: cuanto más sometido se está a la injerencia continua de decisiones ajenas en una escala jerárquica laboral o social, mayor infelicidad, independientemente del estilo de vida. Pero como decía uno de los fundadores de la economía, Adam Smith, se trata de ocupar cada uno su puesto en la sociedad sin vergüenza, ejercitando la toma de decisiones con autonomía y verificando sus consecuencias".
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RODRIGO GONZALEZ FERNANDEZ
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