¿Qué hay detrás del movimiento a favor de la tecnología limpia? De aquí a 20 años, ¿se iluminarán con energía solar o eólica los hogares americanos? ¿Funcionarán sus coches con energía eléctrica? ¿Se sustituirá el combustible derivado del petróleo por biocombustible hecho de algas? Es difícil saber, incluso en un escenario económico más alentador, cuál de esas tecnologías va a dominar el mercado y cuál perderá fuerza. En el peor escenario financiero desde la Gran Depresión, todo se complica aún más. Nadie sabe si los 50.000 millones de dólares destinados a proyectos de energía limpia por el paquete de estímulo a la economía serán capaces de atraer más capital privado hacia el sector. Pero emprendedores e inversores de riesgo presentes en el reciente Congreso sobre actividad Emprendedora de Wharton (Wharton Entrepreneurship Conference), dicen que los cambios en el mercado de la energía son ineludibles, aunque haya una cierta discrepancia respecto a su ritmo. En una sesión titulada "¿Qué impulsa la energía limpia?", uno de los participantes predijo, por ejemplo, la presencia de flotas de coches eléctricos de emisión cero en los próximos diez años, mientras otro dijo que continuará el predominio de la gasolina y del diesel. Andrew Dougherty, vicepresidente de operaciones de Rive Tech, de Cambridge, Massachusetts, empresa de energía limpia especializada en la quema más eficiente del combustible fósil existente, dijo que la mayor parte de las refinerías de petróleo no están en estos momentos preocupadas por la pérdida, a corto plazo, de cuota de mercado por los combustibles renovables. "Ellas creen que los mercados de gasolina y diesel continuarán dominando en los próximos 10 a 15 años". No importa si la solución es de largo o de corto plazo, si vendrá por el diesel o por la energía solar, si por la demanda de seguridad energética, por la necesidad de creación de empleos, por la presión para que haya una menor degradación medioambiental o por las caídas previstas en el suministro de petróleo crudo. Lo que importa es que todas esas cosas colaboran con el movimiento a favor de la energía limpia, dijo Arrun Kapoor, uno de los participantes del panel y socio senior de SJF Ventures, de Durham, Carolina del Norte, sociedad de capital riesgo especializada en tecnología limpia. Pero el elevado coste de varios de los proyectos de tecnología limpia dificulta su despegue, sobre todo en la crisis económica actual. Empresas de tecnología limpia tendrán dificultades para atraer capital riesgo, dijeron los participantes del panel. "Esa tecnología, obviamente, no es económica", dijo Kapoor. "Exige inversiones de 30, 40, 50 o 60 millones de dólares antes de que produzcan retorno. Creo que muchas empresas están intentando concentrarse en negocios que ya están en fase avanzada de desarrollo, buscando mantener distancia del riesgo que supone la etapa inicial". "Parte del problema, actualmente, es que no hay salidas", añadió Dougherty. Y que si hay, solo producen retornos modestos. Debido al carácter de largo plazo de las inversiones de riesgo, un retorno de 200 millones de dólares sobre una inversión de 100 millones tal vez no compense lo suficiente el riesgo en que se incurre. "El retorno de grandes ofertas públicas de ventas y de salidas sólidas y espectaculares harían los planes de negocios de capital intensivo mucho más factibles". La contracción económica también está haciendo que disminuya la financiación de proyectos de tecnología limpia, ya que los gestores de carteras se encuentran bajo la presión de inversores impacientes. "Se trata de un problema estrictamente económico", dijo Kapoor en relación a las dificultades de financiación. "La tecnología limpia está recibiendo, todo indica, una inversión desproporcionadamente mayor que otros sectores, y aún así continúa cerrando contratos [...] Muchos de esos fondos están teniendo enormes dificultades para obtener capital". El reciente paquete de estímulo del Gobierno, que destina cerca de 50.000 millones de dólares para una serie de proyectos de tecnología limpia, podrá ayudar a algunos proyectos a despegar, dijeron los participantes del panel. "Esperamos que el paquete de estímulo proporcione un cierto alivio a aquella laguna de financiación que deberá persistir en el transcurso del año que viene", dijo Kapoor. "Se trata de un montante enorme de dinero a invertir en el sector privado [...] Muchas empresas acreedoras podrán sacar provecho de eso". El presupuesto previsto por el paquete parece abultado, pero no es mucho tratándose de tecnología limpia, dijo Dean Musser, ex-presidente y consejero delegado de Enerwise Global Technologies de Kennett Square, en Pensilvania. Como ejemplo, él citó una compañía de servicio público canadiense que está instalando un sistema de red "inteligente". El nuevo sistema cuenta con medidores automáticos e infraestructura secundaria para la recolección de datos sobre el consumo de energía. "Es solo eso", dijo Musser. "Se trata de un proyecto millonario. No hay todavía control de carga, y ningún termostato inteligente instalado. Ellos no saben siquiera cómo van a administrar todos los datos. Todo eso es solo para la instalación de la espina dorsal del sistema de una pequeña compañía de prestación de servicios públicos de Canadá". Pero comparado con otros sectores, el segmento de tecnología limpia continúa siendo atractivo para algunos inversores de riesgo y puede convertirse en el principal beneficiario de fondos de capital riesgo, dijo Steven M. Cohen, socio y gerente adjunto de Negocios Emergentes y Práctica Tecnológica de Morgan Lewis. (Morgan Lewis patrocinó el congreso). "Existe, es evidente, una posibilidad de recompensa enorme para la inversión en tecnología limpia", dijo Cohen. "El riesgo también es muy alto. Pero hay inversores que aprecian ese riesgo y esa posibilidad. Creo que ellos irán tras la tecnología limpia". "Es típico del siglo XX" El envejecimiento de la infraestructura de energía del país también está impulsando el cambio. "Son disyuntores, líneas de transmisión, teniendo la mayoría tal vez un 50% o un 60% de ellos, probablemente, 25 a 30 años de antigüedad", dijo Kapoor. "Ellos no están en condiciones de soportar el crecimiento de la población y la duplicación de la generación de electricidad necesaria hasta 2030". EEUU no resolverá su problema de energía sustituyendo o reformando la infraestructura antigua. Por el contrario, el objetivo debería ser hacerla "más inteligente, más eficiente", añadió Kapoor. Algunos de los mayores cambios en tecnología limpia deberían concentrarse en la forma de generación, almacenamiento y distribución de la electricidad, dijeron los participantes del panel. La demanda creciente de energía, asociada al deterioro de la infraestructura, podrá, en breve, forzar la generación y el almacenamiento de energía de otra forma. "La utilización de electricidad generada por fábricas eléctricas es típica del siglo XX", ironizó Cohen. Él comparó los posibles cambios en la distribución de energía con la distribución de información e Internet. "Si retrocedemos 20 años en el tiempo, veremos que toda la información de la que disponíamos nos era ofrecida: por la televisión, por los periódicos. Nosotros nos apropiábamos de ella, pero por una vía de dirección única. De la misma forma, hoy, simplemente conectamos las cosas. No nos importa la forma en la que la energía es producida". Según Cohen, a medida que más hogares generen su propia energía sea solar, eólica o por algún otro método el flujo de energía podrá volverse más inteligente e interactivo. "Preveo un sistema que nos permitirá producir parte de la electricidad que consumimos, que será igualmente devuelta a una red inteligente, en un proceso interactivo de doble dirección", dijo Cohen. "Creo que estamos en la etapa inicial de una macro revolución en el segmento de la energía, y ése será un posible camino que seguirá". Clientes comerciales e industriales podrán liderar el movimiento en dirección a la generación local de energía, en la medida en que las líneas de transmisión viejas del país ya no estén en condiciones de atender a la demanda creciente de energía. "Se habla de la modernización de la infraestructura, pero no es algo para ahora mismo", dijo Musser en alusión a los costes exorbitantes y a protestas del tipo "cerca de mi casa, no", que impiden el perfeccionamiento del sistema. "Será muy difícil construir la infraestructura necesaria en el ambiente actual. La única manera de hacerlo será efectivamente in situ". No solo la generación de energía podrá tener lugar fuera de la red, tal y como explica Michael Granoff, jefe de Políticas de Independencia de Petróleo del Proyecto Better Place (Oil Independence Vigiles at Project Better Place), en Palo Alto, California, una empresa que está creando una infraestructura de soporte para vehículos eléctricos. "Con la llegada de la adopción masiva de los coches eléctricos, el almacenamiento de energía podrá también hacerse de manera individual", dijo Granoff. Granoff citó como ejemplo Dinamarca, uno de los clientes del Proyecto Better Place. Dinamarca genera un 30% de su electricidad por medios eólicos, observó. Desafortunadamente, el viento allá es más fuerte de noche que de día. "Está claro que hay menos demanda de energía por la noche, y si no hay un lugar para almacenarla, prácticamente se pierde. Eso los lleva a vender buena parte de ella a Alemania a muy bajo precio. ¿Cual fue la solución? La introducción de un impuesto de hasta un 180% sobre los coches con emisión de gases, e impuesto cero sobre coches eléctricos con emisión nula de gases. Si esa política funciona a largo plazo, reducirá las emisiones de CO2 y aumentará el uso de energía limpia del tipo eólica, dijo Granoff. "Ellos consideran todos aquellos coches estacionados 22 horas de media, por día, como reservas para el almacenamiento de los electrones generados por el viento durante la noche". Meta cero En EEUU, las ventas de coches con emisión cero podrán superar las ventas de coches a gasolina en la próxima década, predijo Granoff. Dos cosas, sin embargo, necesitan suceder primero. En primer lugar, la infraestructura del país necesita modernizarse para adaptarse a los coches eléctricos Granoff se refiere a eso como "traer la red al lugar donde el vehículo está estacionado". Son muchos lugares de esos, dijo Granoff, pero la tarea es factible. "Si pensáramos que la actualización de la red nos costaría lo que gastamos en petróleo cada tres meses, es fácil entender que se trata de una óptima inversión". En segundo lugar, tenemos que separar el coche de la batería, añadió. Ese cambio beneficiaría a los propietarios de coches eléctricos, que podrían intercambiar las baterías del coche cuando tuvieran que recorrer distancias más largas, en vez de parar para recargar. Lo más importante es que se crearía así un modelo de negocio más operativo para los coches eléctricos. El precio de esos coches bajaría si el vehículo fuera vendido separado de su fuente de energía. "Si alguien llegara hoy y le dijera que cuando usted compra un coche también tiene que llevar toda la gasolina que va a necesitar durante toda la vida, nadie lo compraría. Sería demasiado caro", dijo Granoff. "Por esa razón no se adoptó el coche eléctrico". El coste de un cambio tan vasto tendría resultado con el paso del tiempo, dijo Granoff. "Ése es uno de los mejores programas de estímulo que podemos tener: invertir en la infraestructura para coches eléctricos y también en las industrias que giran en torno a él". |